viernes, 25 de enero de 2008

las ideas perdidas

Siempre he pensado, que el ser humano, tiene infinitas capacidades para computar datos, retener información, y en ocasiones, recordar momentos extraños. Algunos, no se guardan conexión, otros están ligados de manera intrínseca a un tacto, olor o sabor.
De todos esos recuerdos almacenados, algunos con el tiempo se fragmentarán y se nos mostrarán lejanos e incoloros, como un vago recuerdo de un tiempo que fue. Inexorablemente un día caerán en el abismo de las ideas muertas, serán sólo recuerdo del recuerdo.
¿Se pierden realmente?... o quizás fluyen inmersas en un vetusto magma del que es imposible escapar.
Quizás, una de ellas, esa idea especial, que durante tanto tiempo nos guió, se halle en el tumultuoso y agónico océano de las ideas perdidas, sucumbiendo al horrible calor, que intenta desintegrarlas para siempre.
En un último momento, antes de expirar, cuando sólo le quedaba un último aliento, se fajó de las llamas y se encaramó hacia el fulgor de un salto titánico. Su propia fuerza inherente le propulsó hacia el lugar ideal, de dónde nunca tuvo que salir.
Al llegar a la vasta meseta de las ideas fértiles y jóvenes se mostró exultante, con ganas de mostrar su ímpetu otrora obtenida.
Lo que ella no sabía, es que su paso por el olvido incandescente la había cercenado de manera abominable. Y que en el tiempo que ella se ausentó, otras ocuparon su lugar, eficaces y vigorosas.
No quedaba sitio para una ajada idea como ella, que aunque es su lucha supo mantenerse impertérrita, quedaba condenada al pasto de las llamas.

viernes, 18 de enero de 2008

Cada noche lo cuerpos ardían en una hoguera de propósitos inciertos, inflamados en palabras, como brazos que se agitan. La seguridad ilusoria del presente se desvanecía, huyendo de relojes de cifra incompresible. Ni casa ni tierra.
El viaje es un vaivén del miedo a la alegría, de la insensatez a un extraño conocimiento, ajeno, sin límites. Tan pronto el pasado hacía girar sus amenazas cual palo de ciego sobre nuestras cabezas, como la oscura presencia de un ser futuro presionaba en nuestro interior con dedos negros, real como el espacio que no podremos abarcar jamás.
El viaje es una guerra que no acabó en su día.
Ciudades que lo ojos no retuvieron al pasar y pese a todo dejaron una huella secreta e imborrable. Campos ardiendo a ambos lados de la carretera. Rostros entre llamas, desconocidos o familiares, haciendo señas a la pasión. Como fotografías, recuerdos ya de lo que no aún no ha sucedido. Las fotos son fuego también para los ojos, con esa fijeza enrarecida.
La música será más fiel que las palabras cuando no esconda palabras nunca dichas. La música es la alquimia de los cuerpos.
Al fuego pues las fotos. Y los cuerpos, al fuego, que fertiliza las tierras áridas y espinosas. Los hijos de la pasión crecerán con un estigma imborrable en la frente. ¿Pero quién reconocerá el rostro del que regresa de un país en llamas, para dar vida al orden que aprendió en el caos?

Texto extraído del lp "de un país en llamas" Radio Futura 1985