sábado, 9 de enero de 2010

El matrimonio y la familia


¿Sabemos lo que significa el matrimonio?

El origen etimológico del término es la expresión "matri-monium", es decir, el derecho que adquiere la mujer que lo contrae para poder ser madre dentro de la legalidad.
El matrimonio es una institución social que crea un vínculo conyugal entre sus miembros. Desde el punto de vista del derecho occidental, el matrimonio constituye una unión de dos personas que tiene por finalidad constituir una familia.

Ya tenemos, que matrimonio, es igual a familia. Es, al menos, la parte incipiente de una futura familia y nexo de unión entre otras dos, entre dos grupos diferentes de personas, que hasta hoy sólo se conocían, pero que desde ahora, a través del vínculo que hoy se sella, se unen formado una familia.

Como sabemos, el núcleo familiar no se elige, ya viene dado al nacer. Todos tenemos una familia, corta o larga, bien o mal llevada, pero la tenemos. Siempre está ahí. Y es un valor, digno de conservar y respetar.

Hay quién dice que la familia es la que uno tiene en casa, otros manifiestan que familia son hasta aquellos primos lejanísimos que nunca hemos visto. Los hay que hacen distinciones, y se lleva mejor con unos que con otros. Pero al final, todos acabamos dependiendo de alguien, necesitando de alguien, queriendo a alguien, echando de menos a alguien y amando a alguien...

¿Os habéis preguntado alguna vez como debió ser la primera familia de la historia? ¿Cuándo nuestros antepasados tomaron conciencia de lo que significaban los lazos conyugales?

Sería acertado pensar, que primero tuvieron que sobrevenir conductas, aunque muy primarias, de respeto, responsabilidad o de amor. Conductas que hoy se han convertido en sólidos pilares básicos de convivencia.
Una vez asumieron esos pensamientos, se hacía necesario convivir, con más o menos suerte y organizarse, con más o menos acierto y con arreglo a esos valores
Según los antropólogos, las primeras familias de la historia se formaban con dos o tres núcleos familiares que convivían juntos y se repartían las tareas según sexo y edad. Los hombres se dedicaban a la caza y la pesca y las mujeres, al cuidado de los hijos, ancianos y del hogar, formando una unidad económica, de pura subsistencia y responsabilidad de los unos con los otros.

A pesar de los cambios, el concepto sigue siendo el mismo. Sin pasar por alto que a lo largo de la historia, dentro del seno familiar, se hacía prácticamente todo: educación, formación religiosa, actividades de recreo, atención a los ancianos y enfermos y socialización de los hijos.
En la familia occidental moderna, estas actividades son realizadas, en gran parte, por instituciones especializadas dependientes en muchos casos del Estado.
Se estudia en la escuela, la educación religiosa es opcional, el ocio se ofrece no sólo dentro del núcleo familiar y en la socialización de los hijos intervienen numeroso agentes externos, como la escuela, los medios de comunicación y más recientemente internet.
El trabajo, salvo contadas excepciones, se realiza normalmente fuera del seno familiar y sus miembros suelen trabajar en ocupaciones diferentes lejos de casa.

Podemos tender a pensar que la sociedad moderna empieza, desde la Revolución Industrial, a desgajar a las familias, a deshumanizarlas; que nos alinea como personas independientes, cada vez con menos tiempo para nada y que la única forma de ser feliz es consumir para nosotros mismos. Es posible que así sea , que nuestras relaciones se estén enfriando, que sea todo más difícil, que ya no encontremos tiempo para estar con los nuestros. Que debido a nuestra vida rápida y voraz, demos importancia a cosas que no la tienen y dejemos de lado lo más importante, lo otorgado al nacer como el más preciado de los tesoros, la familia.
Pero lo cierto es que los valores de los que hablábamos hace un momento, siguen intactos: el respeto, la responsabilidad, el amor. Los mismos valores que a nuestros ancestros les dieron a entender la necesidad de formar una familia, siguen vivos como grabados a fuego dentro de nosotros.

La familia, es considerada hoy como el primer núcleo de solidaridad dentro de la sociedad, siendo mucho más que una simple unidad jurídica, social o económica.
La familia es ante todo, una comunidad de amor y solidaridad.

domingo, 3 de enero de 2010

Muchedumbre de gente confusa y desordenada


Ya era hora, por fin llegan las rebajas, y con ellas la mítica imagen de la turba enfervorizada. Me pregunto cuánto tiempo van a tardar los telediarios en sacar tan cruenta imagen, que recuerda más a aspectos cavernícolas otrora olvidados.

Todos los años ponen esa noticia, no sé si será la misma que la repiten, cambiando el sonido del locutor en off. Puede ser que forme parte del archivo diario, como si fuese un calendario, con su santoral; cada día toca una noticia que ya está marcada en alguna escaleta de programación.

Recuerdo ahora otras noticias que se repiten en el tiempo, como una maldita aliteración visual, reminescencia que nuestra cavidad cilíndrica aloja en su oquedad; ese queso lanzado por una ladera en Portsmouth, aquel concurso de transportar cervezas Belgas o ese viejecito que dice a cámara que él no recuerda un temporal así en su vida.

Qué pocas noticas nuevas tenemos hoy en día, qué previsible es todo. Voy a grabarme el telediario de hoy, 3 de enero, y me lo voy a poner dentro de 364 días. Si aún existe el mundo, os contaré qué impresiones me ofrece.