lunes, 24 de noviembre de 2008

El Deseo

Lo más difícil no es conseguir aquello que se desea, lo más difícil es desear algo.

Si hubiera estado en las clases de Guilles Deleuze, me habría despertado con cierto estupor al oír esta frase, o mejor dicho arenga, a modo de axioma universal.

No hay nada más poderoso que una sentencia de este calado, que nos viene a decir que estamos ante una sociedad, que más lejos de conseguir o no sus objetivos, desea cosas que sólo su subjetividad entiende como positivas. No hay nada más errático, que un deseo despegado de tu realidad, de tu día a día.

Siempre he entendido, que marcarse objetivos difíciles, sobre todo si partes de cero, es una tarea agotadora. Mejor marcarse pequeñas metas más o menos fáciles de conseguir, para ir alimentándose uno de su propio ego "autoegoalimentación"; que se obtiene en cada puerto de montaña que logramos escalar.

Creo que a más objetivos lejanos, más rápido se queda uno en el camino y más se decae en el planteamiento de nuevos retos. Una pescadilla que se muerde la cola, en una sartén con abundante aceite. (destino fatal para la pescadilla)

Es como si estás en el primer escalón de una escalera de la que no alcanzas a ver el final; necesitas subir, arriba está el deseo, pero piensas que mejor subir de tres en tres escalones. Como nunca has visto una escalera de este tipo, ni sabes como hacerle frente, te caes en el intento, una y otra vez. Hay unas voces que te dicen que esos golpes te hacen más fuerte, otras que mejor poco a poco. Tú continúas golpeándote, obstinado, pero llega un momento que el dolor es insoportable y tienes que parar. Estás tan herido que tu camino termina aquí.

Nos dice Deleuze: El deseo es conjunto. Deseamos una cosa en su conjunto, no sólo una cosa. El deseo discurre dentro de una disposición, de una concatenación de hechos.

Por ejemplo: deseamos ir a cenar con amigos; ya que eso nos reporta felicidad, ocio, aire fresco, compartir opiniones y muchas cosas más. No sólo deseamos ir a cenar, también deseamos todo el conjunto que ello supone.

Pero cuando deseamos algo, que es erróneo o que está en el mundo de las ideas prácticamente imposibles, comenzamos a construir un conjunto anejo a esa idea también inexacto. Digamos que todo gira alrededor de ese objetivo, y que nuestros movimientos, pensamientos y esfuerzos se canalizan hacia ese lugar. Aunque, desgraciadamente, se pierden por el camino, se nos escapa todo, o casi todo. Pero por qué pasa eso?

La razón es simple, no nos conviene.

Todo objetivo rápido y fácil, es bueno.

Todo objetivo, lento pero posible, es muy bueno.

Todo objetivo, que cuesta un esfuerzo titánico es muy, muy, bueno.

Todo objetivo, que se escapa a nuestra acción es perjudicial.

Lo que realmente encierra este pensamiento de Guilles Deleuze, que comparto a pies juntillas es: Que ya que vamos a desear algo, ya que nos vamos a esforzar, que el resultado sea posible. Que debemos ser muy objetivos en nuestros deseos y poco subjetivos. Que ya que el deseo es un conjunto, debemos analizar todos los elementos que lo componen, ello nos llevará a metas más claras, al camino más corto, a evitar los escollos, a valorar más lo que queremos.

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