lunes, 21 de noviembre de 2011

Una cerilla y una cadena de televisión


Hace unos años, creo que en el 2006 hacía mis pinitos en un espacio de la emisora local de Onda Cero en mi pueblo. Hablaba de cine, sin saber demasiado lo que decía, porque muchas veces ni siquiera había visto la película. Pero a fin de cuentas, daba mi opinión, que es lo que vale.
Recuerdo un día que la periodista (Ana Artero, por aquél entonces) me preguntó mi opinión sobre los programas del corazón, y la reciente subida de audiencia de programas hoy defenestrados como: "Aquí hay tomate" y "Dónde estás corazón". Le dije que barruntaba una explosión por saturación televisiva de estos programas y un hastío de la audiencia... me equivoqué, pero en calcular los tiempos. Porque en los albores del año 2012, parece que esta retorcida forma de hacer televisión está llegando a su fin. Y me explico; de todas las cadenas nacionales, solo Telecinco, mantiene estos programas de prensa amarilla, de improperios, griteríos y bochornoso espectáculo. Y por lo que ha sucedido en los últimos días, a esta cadena se le está acabando el crédito.

¿Y quién ha encendido la llama? El programa La Noria, con su inoportuna entrevista a la madre de "el cuco" (condenado por el caso Marta del Castillo) previo pago claro está.
He de reconocer que vi esa entrevista y sentí vergüenza ajena. Pensé que se estaba tocando fondo en lo que a contenidos televisivos se refiere; que no es lo mismo que unos colaboradores a sueldo en un programa se insulten y se chillen, a que una señora, madre de un culpable en un caso de violación y ocultación del cadáver, se la paguen unos emolumentos por ir a contar sus problemas con su hijo, y a decir, entre otras cosas, que su hijo llegaba a casa a la hora que le decía ella y que posiblemente la policía había presionado a su hijo. Esto señores, es un ultraje.
Los directores de la Noria, o aquellos que se encargan de su contenido, no han sabido calibrar los riesgos, ni tampoco conocen el devenir de los acontecimientos en la era de las redes sociales. ¿Pero quién proporcionó la cerilla para encender la llama?

El hombre es Pablo Herreros, periodista y bloguero, el cual denunció públicamente el supino escándalo de la entrevista. Hasta tal punto navegó por los confines de la red, que a la semana siguiente, "Campofrío" fue la primera marca en desmarcarse de la publicidad que sustentaba el programa. El efecto dominó siguió con otras como "El Corte Inglés, Nestlé, Bayer"... Sin embargo, el programa no claudicó en las sucesivas semanas y más allá, sacó pecho, contumaz en su error. Además, el programa había subido de audiencia, recogiendo datos de récord. Pero... solo de audiencias no se vive, más bien se muere.
La Noria sigue, de momento, pero otros acaban de caer "Resistiré" y "Enemigos íntimos" cierran hoy mismo y para siempre su emisión. R.I.P. Algo huele a podrido en Telecinco.

El resto de cadenas se han declinado por otro tipo de televisión, con formatos diferentes, por ejemplo Antena 3 reina con "Atrapa a un millón" y "Tu cara me suena", Quatro con "El hormiguero", la Sexta con series internacionales y películas, TVE1 con producto nacional sin anuncios; mientras Telecinco no solo no ha sabido ver como otras cadenas ha reciclado su programación que encima se creen los vencedores de la batalla por la "telebasura".

Yo siempre he dicho y lo mantengo, que Telecinco había inventado la gallina de los huevos de oro, porque en su programa estrella "sálvame" con 5 horas de duración diarias y 8 los viernes, había conseguido crear un formidable circo, donde no existe división entre protagonistas y noticias, pues son la misma cosa, a saber: sus propios colaboradores a sueldo son los que generan las noticias, se insultan y se demandan entre ellos, y lo peor es que la gente no deja de entusiasmarse con ello. Pero esto no va a durar siempre, ellos lo saben, imagino.

Pienso que la hoguera ya está encendida, y que las marcan que se anuncian no les gusta ni arrimarse al calorcito.
El fuego ya está hecho, y eso acelera las cosas, porque en ocasiones, queremos encenderlo pero nos cuesta, es como querer prender un leño con un mechero, es difícil y encima te quemas los dedos; pero ahora ya hay fuego, hay llamas y es tan tentador tirar cosas para ver como se queman.

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